martes, 14 de febrero de 2012

La genética de los masajes

Está claro que un buen masaje puede aliviar el dolor muscular o ayudar al cuerpo a recuperarse tras un ejercicio físico intenso. Sin embargo, poco se sabe acerca de los procesos fisiológicos que producen estos efectos tan beneficiosos. Un estudio publicado en Science Translational Medicine ofrece algunas pistas: la respuesta está en los genes.


El desconocimiento de las bases biológicas que subyacen a los masajes hace que algunos médicos se muestren escépticos frente a sus efectos beneficiosos. Mark Tarnopolsky, el investigador responsable de este estudio, era uno de ellos. Sin embargo, tras sufrir un accidente acudió a fisioterapia como parte de la rehabilitación, y se recuperó con tanta efectividad que decidió buscar la explicación celular a su curación.


Los científicos encontraron que después de un masaje se inactivan algunos genes relacionados con la inflamación, y además se activan otros que ayudan al músculo a recuperarse. Por otro lado, el estudio desmiente el tópico de que los masajes degradan el ácido láctico y otros productos de deshecho generados en los músculos cansados.
El trabajo se realizó tomando muestras del tejido del cuádriceps de varias personas que acababan de realizar ejercicio físico. La mitad de ellas recibieron un masaje al terminar, y la otra mitad no. Tras el análisis genético de las muestras, los científicos observaron que las piernas masajeadas tenían un 30 por ciento más del PGC-1alpha. Esta proteína activa los genes relacionados con la formación de mitocondrias, que son los orgánulos que aportan energía a la célula. Además se encontró menos proporción de la proteína NFkB, que activa los genes asociados a la inflamación muscular.

Aunque aún es necesario profundizar en el tema, su trabajo es un primer paso hacia la comprensión de los mecanismos biológicos que explican el poder terapéutico de un buen masaje.

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